martes, 21 de junio de 2011

LA ORIENTACIÓN ESPACIAL Y SU IMPORTANCIA EN EL APRENDIZAJE

Ahora que los pequeños están de vacaciones podemos aprovechar para trabajar ,jugando, una de las habilidades básicas del aprendizaje: la Orientación Espacial.  En este artículo se explica muy bien en qué consiste y qué actividades podemos realizar con nuestros hijos para desarrollarla.

Fuente: Educamosenlared.com
 
Una de las habilidades básicas más relevantes en relación al desarrollo de los aprendizajes de l@s niñ@s resulta ser la orientación espacial, esta habilidad no se trata de una habilidad única y que no dependa de otros factores, como puede ser la capacidad de memoria por ejemplo, sino que depende en gran medida del proceso de lateralización y del desarrollo psicomotor. Sin embargo es importante tener en cuenta que en algunas ocasiones podemos encontrar niñ@s con dificultades de orientación espacial sin problemas en relación a la lateralidad o la psicomotricidad, aunque es posible que los hayan tenido anteriormente.
Como sabemos las personas nos regimos por 2 categorías básicas que nos permiten entender aquello que sucede a nuestro alrededor, recordarlo y también actuar en consecuencia, estas categorías tan importantes, sobre las que recaen todos nuestros aprendizajes complejos, no son otras que el espacio y el tiempo, sin referentes en alguna de éstas no somos capaces de procesar ningún tipo de información, o por lo menos nos resulta seriamente difícil, de hecho si nos paramos a pensar las grandes incógnitas de la humanidad se refieren a estos dos conceptos que al fin y al cabo parecen ser infinitos. ¿Dónde termina el espacio? ¿Cuándo terminará el tiempo?
Bien lejos de estas consideraciones de carácter más filosófico, cuales son las incidencias del desarrollo de la orientación espacial en el aprendizaje (en otro artículo hablaremos de la orientación temporal y su incidencia):
  • La orientación espacial juega un papel sumamente importante en el desarrollo de la lectura y la escritura, a primera vista nos puede parecer que esta relación no pueda ser tan importante, no obstante, resulta clave. La importancia reside en el hecho de que tanto las actividades de lectura como las de escritura se encuentran insertas en una direccionalidad muy específica:
    • Tanto la lectura como la escritura, en nuestro sistema, siguen una direccionalidad clara de izquierda a derecha, es decir, empezamos a leer desde la izquierda y terminamos en la derecha. Esta direccionalidad es claramente favorable a los diestros, puesto que para los zurdos en las tareas de escritura suele conllevar ciertas incomodidades.
      • En el momento en que no tenemos clara esta direccionalidad es cuando se suelen dar las inversiones en la lectura, las rotaciones de letras, especialmente aquellas más proclives a la rotación como son la b y la d o la p y la q, estas rotaciones se deben a la simetría existentes entre estos caracteres y pueden provocar importantes deficiencias en la lectoescritura, deficiencias que en algunas ocasiones pueden ser confundidas con dislexia.
      • Lógicamente, las dificultades en la adquisición de esta direccionalidad entorpecen sobremanera el primer aprendizaje de la lectoescritura, así como los ulteriores progresos en esta.
    • En cuanto a la escritura de las letras, manuscritas lógicamente, nos sucede lo mismo todas ellas siguen una direccionalidad concreta que nos facilitan entrelazarlas entre ellas y ser más ágiles escribiendo.
      • Aquí las dificultades que nos puede suponer son un ritmo escritor lento o una mala grafomotricidad (mala letra).
  • Por otra parte, el bajo desarrollo de la orientación espacial también puede incidir en otros aspectos básicos del desarrollo de l@s niñ@s, como son el deporte, pudiéndose mostrar poco hábiles ante todo en deportes que exigen saberse ubicar en superficies grandes. Al mismo tiempo, que si además de las dificultades espaciales han tenido un desarrollo psicomotor pobre, pueden presentar dificultades en el sentido de mostrarse más bien torpes.
  • En otro aspecto en el que puede incidir negativamente es en relación al dibujo, resultando niñ@s, en términos generales, con poca habilidad en este sentido.
Actividades para potenciar la orientación espacial
En una fase inicial conviene asegurar que el esquema corporal se encuentra bien asentado, para lo cual podemos utilizar las siguientes actividades:
  • Con los ojos cerrados, tocarse distintas partes del cuerpo siguiendo las instrucciones del educador, trabajado también los lados del cuerpo. Inicialmente, será muy preciso ir ayudando al niño@ a que conozca el nombre de las partes de su cuerpo.
    • Por ejemplo: Tócate la nariz con la mano izquierda.
  • Distiguir entre la derecha y la izquierda:
    • Guerra izquierda – derecha
      • La niñ@ se pone enfrente de la educador/a con las palmas de cara a la niñ@ y la niñ@ igual. Entonces la educadora debe decir el movimiento que tiene que hacer la niño@, por ejemplo: derecha – derecha, de forma que la mano derecha de la niñ@ debe ir a la mano derecha de la educador/a.
    • El espejo
      • El/la niñ@ debe imitar los movimientos de la educadora como si fuera un espejo.
  • Distinción de derecha e izquierda en distintas posiciones, siempre sobre si misma o sobre la educador/a.
Una vez estos aspectos los tenemos consolidados o en fase de consolidación podemos iniciar tareas más complejas como:
  • Reproducción de figuras con el uso del Tangram
    • Inicialmente, visionando la solución. Y en el momento en que se comprenda el procedimiento y se realice correctamente con la solución delante, realizar la reproducción de la figura sin la presencia de la solución sino tan solo con el modelo.
  • Realización de simetrías.
  • Reproducción de figuras.
  • Rotación mental de figuras.
  • Distinción de derecha e izquierda en distintas posiciones.
  • Realización de puzzles sencillos.
  • Estimular la memoria espacial.
    • Mostrar un papel con distintos dibujos, durante un espacio de tiempo corto, y luego los debe reproducir en la misma.

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