Hoy recomiendo la lectura de este artículo. Programa de Investigación muy interesante.
Por Ruth Castillo Gualda y Pilar Rueda GallegoLaboratorio de Emociones de la Universidad de Málaga 06/07/11. Opinión. “Estudiantes con mayor Inteligencia Emocional (IE) son más conscientes y precisos en la comprensión de emociones que subyacen en un conflicto y utilizan estrategias de resolución más pacíficas. Por el contrario, los adolescentes con niveles más bajos de IE, se muestran más agresivos y tienden a desarrollar mayor cantidad de conductas conflictivas”. Las investigadoras del Laboratorio de Emociones de la Universidad de Málaga (UMA) Ruth Castillo y Pilar Rueda explican en este artículo cómo trabajar la inteligencia emocional previene conductas agresivas en la escuela. Este asunto protagoniza este mes la sección de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com dedicada a la investigación, el desarrollo y la innovación, que se hace en colaboración con la universidad malagueña. Educación Emocional en las aulas: el Programa INTEMO II EL comportamiento agresivo que ciertos niños/as y adolescentes manifiestan es una cuestión que preocupa a padres y profesionales de la educación, pero también a la comunidad científica. Desgraciadamente, no resulta extraño observar casi a diario en los medios de comunicación problemas relacionados con la convivencia en las escuelas y conflictos en edades escolares, lo cual supone un importante deterioro de la calidad de la enseñanza. Desde hace varias décadas numerosos informes han investigado sobre las conductas agresivas en edades escolares, la prevalencia de este tipo de problemas se ha convertido en un problema habitual, de hecho, las agresiones verbales son las más mencionadas como conductas sufridas por los estudiantes y todavía mayor el índice de alumnos que sufren insultos despectivos. Respecto a las agresiones físicas, aunque se dan menos casos que verbales, las iniciativas puestas en marcha para mejorar el clima de convivencia no han conseguido que disminuir este tipo de conductas agresivas. NUMEROSAS han sido las formas de controlar los problemas relacionados con los comportamientos agresivos en los centros educativos pero desafortunadamente los resultados no han sido muy satisfactorios. Desde el modelo del que nosotros partimos, creemos que no podemos enseñar a los estudiantes a que dejen de comportarse inadecuadamente, eviten conductas disruptivas, o rechacen conductas abusivas hacia sus compañeros, sin tener en cuenta la complejidad del mundo emocional y la comprensión de las propias emociones y las de los demás. La propuesta desde la perspectiva de la educación emocional es que los niños aprendan a expresar, comprender y manejar sus emociones de manera efectiva y adaptativa. En definitiva, que los alumnos consigan poner a trabajar las emociones de su lado para que les ayuden a tomar mejores decisiones y actuar de una manera más apropiada. No resulta extraño pensar por tanto, que los adolescentes agresivos puedan tener una ausencia de habilidades para percibir y expresar emociones adecuadas, comprender las causas y consecuencias de sus emociones negativas y por último regular los efectos negativos que emociones como los celos, la frustración, el estrés o la tristeza pueden llegar a ocasionarle, y por consiguiente, esta ausencia de habilidades relacionadas con la Inteligencia Emocional (IE), esté provocando que actúen de manera inadecuada. DIVERSOS trabajos científicos indican cómo aquellos estudiantes con mayor IE son más conscientes y precisos en la comprensión de emociones que subyacen en un conflicto y utilizan estrategias de resolución más pacíficas. Por el contrario, los adolescentes con niveles más bajos de IE, se muestran más agresivos y tienden a desarrollar mayor cantidad de conductas conflictivas. Trabajos posteriores también han corroborado como bajos niveles de IE se relacionan con impulsividad y un peor manejo emocional, lo cual aumenta la probabilidad de realizar conductas disruptivas, antisociales y de riesgo para la salud. Además, la incapacidad para comprender y regular sus emociones parece que impide solucionar conflictos interpersonales de manera efectiva, dando lugar a relaciones sociales más pobres y problemáticas. Otros estudios también han sugerido como aquellos estudiantes con mayores destrezas de comprensión y regulación emocional gozan de mejores niveles de adaptación social, mejores relaciones sociales con compañeros y familiares, relaciones menos conflictivas con amigos, y mejor ajuste psicológico. EL Laboratorio de Emociones de la UMA, desde el año 2008 y bajo la dirección del catedrático Pablo Fernández-Berrocal, lleva a cabo un proyecto llamado Prevención de la violencia y el desajuste psicosocial en el aula mediante la educación de la inteligencia emocional,incentivado por la Consejería de Economía, Ciencia y Empresa. Tras dos años de intervención, un total de 24 horas de entrenamiento, con un programa para el desarrollo de la IE en unos 1.000 adolescentes andaluces, hemos comprobado que con respecto al grupo de alumnos/as que no recibieron el citado entrenamiento, los estudiantes entrenados disminuyeron significativamente en variables asociadas con el desajuste escolar: actitud negativa hacia los profesores, actitud negativa hacia el colegio y búsqueda de sensaciones, así como con variables relacionadas con el desajuste clínico: ansiedad, estrés social, depresión, somatización y atipicidad, por lo que la IE está demostrando ser un importante recurso preventivo de problemas relacionados con la salud mental y el desajuste psicosocial en la adolescencia. Por otra parte, y lo que supone un importante avance en el campo de la prevención de conductas agresivas en los centros educativos, los estudiantes disminuyeron en los niveles de agresividad física y verbal, así como, en la experimentación de emociones negativas altamente relacionas con la manifestación de conductas agresivas, como son la ira y la hostilidad, por lo que en general, este programa de entrenamiento en IE ha logrado disminuir los estilos de respuesta negativos y las conductas agresivas. EN conclusión, y tras los resultados de esta investigación, se puede considerar que la IE se convierte en un factor clave para la prevención de conductas agresivas en el sistema educativo. En primer lugar, porque ayuda a detectar estados afectivos en los demás y actuar de manera acorde a la situación. En segundo lugar, porque mejora la consciencia y conocimiento de las emociones ajenas y por tanto, permite adoptar perspectivas diferentes ante un conflicto, mejorar la comunicación y favorecer la empatía o la resolución de conflictos de manera más cooperativa. Y por último, porque favorece la regulación de las emociones propias y ajenas de manera más efectiva. ¿En qué consiste el Programa de Entrenamiento en IE? SE trata de un programa de doce sesiones de una hora de duración, una vez a la semana, generalmente en el horario establecido para las tutorías. Este programa es implementado tanto por miembros del Laboratorio de Emociones de la UMA, como por personal externo, al que se le forma en IE, dotándole de las competencias necesarias para llevar a cabo el programa. ES un programa eminentemente práctico. Tras una breve introducción teórica, se comienza la actividad, que está diseñada para fomentar la máxima participación de los alumnos, la mayoría de ellas se trabajan en grupos. Este programa está basado en un modelo teórico de IE que asume que es una habilidad compuesta por cuatro ramas: Percepción Emocional, Asimilación Emocional, Comprensión Emocional y Regulación Emocional (Mayer y Salovey, 1997). Las sesiones de entrenamiento se diseñan de acuerdo a trabajar cada una de ellas. Así, la Percepción Emocional es la habilidad para reconocer e identificar cómo se sienten los demás a partir de su expresión facial, su postura corporal o su tono de voz. Una de estas sesiones es el ‘Memory Card’, que es un juego de cartas en el que los alumnos deben emparejar cartas con caras expresando emociones, con el nombre de la emoción y con el nombre de la emoción muy intensa, por ejemplo, una cara expresando alegría se empareja con la emoción ‘alegría’ y con la emoción muy intensa ‘euforia’.Otra de las actividades para trabajar la identificación de emociones es el ‘Bingo Emocional’, cuyo objetivo es ampliar el vocabulario emocional de los alumnos. Se trata de un juego de bingo en el que los números se han sustituido por palabras emocionales. EL objetivo de las sesiones en las que se trabaja la Facilitación Emocionales que los chicos y chicas se den cuenta de qué manera las emociones afectan al pensamiento. Esta habilidad se suele trabajar mediante música o con vídeos que generen emociones positivas (por ejemplo, alegría) y negativas (por ejemplo, tristeza) y comentando después con los alumnos de qué manera afectarían esas emociones a la hora de hacer un examen, un trabajo en grupo o practicar un deporte. DENTRO de este proyecto, orientado a prevenir la violencia y el desajuste psicosocial, las sesiones de Comprensión Emocional son especialmente importantes. Comprender las emociones supone tanto entender por qué nos sentimos de una determinada manera en un momento dado, como ser capaz de anticipar cómo nos hará sentir un determinado hecho, tanto a nosotros mismos como a los demás. Dado el objetivo del proyecto, en el contenido de estas sesiones priman situaciones donde se den conductas violentas o de desajuste (por ejemplo, agredir a un compañero) y se trabajan mediante fragmentos de vídeos y teatros en clase. Dentro de estas sesiones, la empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro) es especialmente relevante. Un ejemplo de actividad para desarrollarla es ‘Las Gafas Mágicas’, que consiste en pedir a los alumnos que cuenten un problema real y tras ponerse unas gafas ‘mágicas’ replanteen el problema, esta vez tal como lo contaría la otra persona implicada. LA última parte del programa está dedicada a desarrollar la capacidad de Regulación Emocional, que es la capacidad de modificar las emociones negativas (por ejemplo, la desmotivación), así como a favorecer los estados de ánimo positivos (un ejemplo sería la esperanza) y hacerlo para regular los estados emocionales propios y los de los demás, por ejemplo, para ayudar a alguien a sentirse menos triste. El objetivo de este entrenamiento es dotar a los chicos y chicas de estrategias que les permitan regular emociones como el enfado o la ansiedad, ya que este tipo de emociones favorecen las conductas problemáticas. Una de las actividades con las que se trabaja esta habilidad es ‘La Pelota Reguladora’,que consiste en que los alumnos se pasen una pelota al ritmo de la música y cuando ésta para, quien tiene la pelota debe escoger a otro compañero para responder a una serie de preguntas respecto a un problema: “¿qué emociones sentirías? ¿qué estrategias pueden ponerse en práctica para regular esas emociones?” POR último, siempre se deja una sesión de ‘Cierre de Programa’, donde se recogen las sugerencias de los alumnos respecto a las actividades mejor y peor valoradas del mismo y se hace una puesta en común de todo lo aprendido y de su experiencia personal durante las sesiones de entrenamiento en IE. DESDE el Laboratorio de Emociones de la UMA entendemos que las emociones deben ser consideradas como una asignatura pendiente en nuestro sistema educativo y como un aspecto más a incluir en la programación docente de las escuelas con el fin de favorecer el desarrollo integral del alumnado. Pues su inclusión mejora la convivencia en las aulas y por tanto, aumenta la calidad de la enseñanza en nuestra sociedad. Así, pretendemos seguir desarrollando programas que favorezcan el crecimiento socioemocional del alumnado dentro del sistema educativo. |
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