lunes, 16 de mayo de 2011

¿TE INTERESA LA GRAFOLOGÍA?

LA GRAFOLOGÍA: El estudio de la personalidad a través del análisis de la escritura. 

Artículo de Carlos Ramos.
Psicólogo clínico y vicepte. por Madrid de la Sociedad Española de Grafología.

Aunque no seamos conscientes de ello, expresamos nuestra forma de ser, nuestra conducta en la vida diaria, nuestro estilo personal, las fluctuaciones de nuestro estado de ánimo y -por qué no decirlo- algunos de nuestros secretos, en nuestra forma de escribir y firmar.
Es lo mismo que sucede en otros aspectos de nuestro comportamiento. Por ejemplo, la voz. No pronunciamos (volumen, entonación, ritmo…) ni escribimos igual cuando se trata del nombre de una persona por la que sentimos cariño, que si es el de otra por la que sentimos antipatía o indiferencia. Así pues, aunque no seamos conscientes de ello, escribimos como hablamos, gesticulamos y sentimos. Nuestros sentimientos y vida inconsciente se reflejan en la escritura.
Conocer la PERSONALIDAD
Somos seres humanos, y esto se refleja en todos los aspectos de nuestro comportamiento. Y por supuesto, en la escritura. En toda su plenitud. Desde mi práctica como psicólogo clínico, utilizo habitualmente la grafología por su rapidez, amplitud y profundidad, ya que puede brindar un cuadro completo de la personalidad del individuo que acude a consulta siempre y cuando la muestra de escritura, –texto y firma-rúbrica-, se haya recogido en condiciones adecuadas y sea correctamente interpretada.
Entre las condiciones adecuadas, hay que tener en cuenta:
  • El útil con el que se escribe (es mejor evitar los rotuladores) así como si la persona es zurda, diestra o ambidextra, cómo coge el lapicero o útil de escritura utilizado, su postura al escribir, las condiciones de iluminación, tipo y calidad del papel, etc.
  • Un aspecto muy importante es la presión, siendo esencial controlarla: la persona cuya escritura vamos a analizar, debe realizarla sobre una superficie ni dura ni blanda.
  • Es importante también la extensión del escrito, al menos dos tercios de folio, y siempre contando con el conjunto firma-rúbrica.
  • Asimismo, es preferible tener en cuenta otras variables: la hora en la que se ha realizado el escrito (no es lo mismo hacerlo en ayunas que después de comer, por la mañana que por la noche), el estado de ánimo y de salud (no escribimos igual si nos sentimos felices que cansados , deprimidos, con fiebre por un proceso gripal, etc).
Por otra parte, la escritura debe ser correctamente interpretada. Hay que reconocer que la grafología es una técnica difícil de aprender. En mi opinión, es el test más complejo de interpretar debido a la cantidad de variables implicadas y a la dificultad para controlarlas. El ejemplo más claro, aunque no el único, es el de la presión escritural, como he apuntado antes, que depende entre otros factores de la calidad del útil, la postura de quien escribe y de la superficie de apoyo, entre otros.
Sin embargo, una larga experiencia me lleva a asegurar que merece la pena conocer y dominar esta excelente técnica de psicodiagnóstico que es la grafología. Así, por ejemplo, en preselección de personal, la grafología puede ahorrar un tiempo inestimable, ayudando a descartar a una serie de candidatos que pueden presentar determinadas características personales claramente no idóneas para el puesto de trabajo en cuestión. Hay que tener en cuenta, además, que en bastantes pruebas de inteligencia y cuestionarios de personalidad, los candidatos/as al puesto de trabajo pueden haber tenido acceso, de una u otra forma, a las claves de dichas pruebas, falseando con ello los resultados. Este riesgo prácticamente no existe en el caso de la prueba grafológica, ya que nuestra escritura posee una nota básica muy difícil de disimular.
Investigación Grafológica
Aspectos importantes como son las áreas intelectual, laboral, afectiva y sexual, el grado de salud mental o tendencias patológicas latentes, la veracidad o tendencia a la mentira, las habilidades sociales, las cualidades no suficientemente aprovechadas, etc., pueden ser detectadas y analizadas a través del análisis de la escritura. Si duda, una de las posibilidades más interesantes es la de la investigación grafológica.
En contra de lo que pudiera creerse, la investigación en grafología puede ser especialmente compleja debido a que no es fácil obtener los documentos adecuados para el análisis, como he señalado antes, y asimismo porque plantea la delicada cuestión de que “…lo que escribes, queda…”
Por esta razón, cuando se investigan, como llevo haciendo desde hace años, determinados problemas de la personalidad o disfunciones sexuales tal como se expresan en la escritura, es comprensible que la persona exponga diversas objeciones, cosa que no suele ocurrir si se le aplican otros tests como el Rorschach, cuestionarios de personalidad o escalas de ajuste sexual.
En otro sentido, deseo subrayar que una de las aplicaciones más fascinantes, y quizás menos conocida, es la grafología histórica. Debido al carácter intemporal, enfrentarse con manuscritos de figuras históricas, las hace revivir. Contemplando, por poner algunos ejemplos, las escrituras de personas como Santa Teresa y San Juan de la Cruz, o las de Talleyrand y Napoleón, podemos percibir su fuerza y profundidad personal, su auténtica forma de ser. Y asimismo, las relaciones que establecían entre ellos, con muchos de sus matices.
Existen otras áreas, como son la orientación de pareja, la grafoterapia o la Preselección de Personal en Recursos Humanos, en las que la técnica grafológica, bien aplicada y correctamente interpretada, brinda una inestimable ayuda.

El análisis grafológico

Para la realización del análisis grafológico, la escritura debe haber sido manuscrita controlando todas las variables posibles:
  • Estado y tipo del útil con el que se escribe. Debe tratarse de pluma o bolígrafo (al que el sujeto esté más acostumbrado), en buen estado de uso y con suficiente carga de tinta. Los rotuladores, sobre todo si son gruesos, no son adecuados para realizar el análisis.
  • Mano con la que escribe: ¿Es diestro o zurdo? Si la persona es ambidextra deberemos obtener muestras de escritura realizadas con cada mano.
  • Postura corporal al escribir.
  • Cómo coge el útil al escribir.
  • Condiciones de iluminación.
  • Muy importante: Superficie sobre la que se apoya en el acto de escribir. Tanto las superficies duras, con sus pequeñas irregularidades, como las excesivamente acolchadas distorsionan la presión que el sujeto emplea para escribir. En condiciones experimentales se colocan ante el sujeto 10 folios, y se le hace escribir sobre el undécimo.
  • Tipo y calidad del papel.
  • Extensión del escrito. Como mínimo, deberíamos contar con una extensión escrita de dos tercios de folio. Cuanto más amplio sea el documento a analizar, mejor.
  • Conjunto firma-rúbrica. Para el análisis grafológico, es de la mayor importancia que al texto manuscrito le acompañe la correspondiente firma. O lo que en grafología denominamos conjunto firma-rúbrica. Esto se debe a que es frecuente que existan diferencias entre escrito y firma - diferencias de tamaño, presión, inclinación, velocidad, etc.-, y para un correcto análisis es de la mayor importancia tener en cuenta la interrelación entre las similitudes y diferencias que se puedan presentar.
  • Asimismo, es importante atender a otros factores. A fin de no extendernos demasiado, mencionaremos dos esenciales:
    1. La hora en la que se escribe. Aunque nuestra escritura tiene una nota básica que la hace inconfundible, la realidad es que, como toda manifestación de lo vivo, se encuentra al mismo tiempo en continuo cambio, como también sucede con nuestra voz, comportamiento o estado orgánico general: no escribimos igual por la mañana al levantarnos que por la noche al acostarnos. Ni si estamos en ayunas o acabamos de comer.
    2. Igualmente, y en relación con el punto anterior, debemos tener en cuenta el estado de salud y de ánimo del sujeto: No escribirá igual si está en condiciones normales que si tiene un catarro, se halla bajo los efectos del alcohol, acaba de recibir una mala noticia, o está simplemente cansado después de una jornada de trabajo.

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